De tu cama a tu cama: ¡relajado!

Tengo un buen amigo que me dice,

- Pablo, cuando algo me preocupa, duermo. Al día siguiente tengo la mitad del problema resuelto.

Sin duda, una situación objetivamente inconveniente la vemos mucho mejor… luego de un buen sueño.

Resulta curioso que, para ir a la cama a descansar de los problemas, haya que estar descansado de antemano. Relajado, quiero decir. Tu cuerpo necesita estar relajado.

Esa condición previa la obtienes en Equilibrium, con el programa de apoyo quiropráctico. Los ajustes que hago en tu espalda inciden, a través de la columna vertebral, en tu sistema nervioso simpático y parasimpático.

La quiropráctica restablece a su estado óptimo todas esas funciones que regula el sistema nervioso que escapan a tu control: la frecuencia cardíaca, el proceso digestivo, el paso de oxígeno a los pulmones o el tono muscular. Es decir, todas las actividades del sistema nervioso que tienen que ver con la relajación y el descanso.

He ahí la razón por la que las personas que incorporan la quiropráctica a sus vidas como un hábito saludable más, testimonian sentirse en paz y en armonía. ¡Relajados!

Así que, relájate; descansa:

¡En Equilibrium te hacemos clic para que cumplas tu sueño de dormir bien!

¿Concentración Vs. Relajación?

Para poder concentrarse, ¿se requiere esfuerzo? ¿Mucho? ¿Poco? A ver, ¿qué piensas tú?

Ninguno. 

Esa es la respuesta.

Ponte frente a un espejo. Trae ahora a tu cabeza una imagen que no te guste o una preocupación que tengas… Concéntrate con todas tus fuerzas… 

Enfoca tu imaginación…

Ahora, mírate en el espejo. ¿Cómo tienes la frente? ¿Arrugada o lisa? 

Ceño fruncido, señal de tensión; alisado, de distensión. En ambos casos hubo concentración. 

Pero, ¿cuál de las dos maneras de concentrarse prefieres para ti?

…No desaparecen nuestros problemas ignorándolos. En cambio, podemos enfrentarlos sin hacerlos más pesados: sin angustia.

Comparto contigo tres aprendizajes que han aumentado mi poder de concentración y productividad, no sólo en el trabajo, también en mi vida personal, de pareja y familiar; y me regalan serenidad:

1. Priorizo mi energía en ser creativo. 

No gasto inteligencia en rutinas, por más útiles que sean. Les doy sólo de mi tiempo y eso es ya bastante porque las rutinas consumen mucho de nuestras horas del día... Pero hago primero lo que deseo crear. Por ejemplo, escribir al levantarme. Priorizo mi tiempo creativo en lo que me gusta y luego, en las tareas fáciles o las rutinas.

2. Marco el tiempo.

Tomo nota de mis horas más creativas y productivas y las cumplo. Si en la mañana estoy más despejado, concentro mi mejor energía para crear y producir entonces. Si es en la noche, reservo ese período. Soy dueño de mi tiempo, no al revés.

3. Reviso el día todos los días. 

Dejo correr la película del día, antes de dormir, todos los días. Repaso cronológicamente todo lo sucedido en mi día; como quien ve pasar una película que no es la suya. Sin hacer valoraciones o juicios… Eso sí, atento al sentimiento que me provoca tal o cual momento del día, sin detenerme en él. Simplemente tomo conciencia del día. De mí mismo.

No son tips mágicos. Requieren perseverancia y práctica. Como los buenos hábitos, como la quiropráctica. Pero dan resultados. No son clics instantáneos. Pero, sí definitivos.

Te lo garantizo.